lunes, 14 de julio de 2008

Ecce Homo

En calidad de huérfano nonato,
y en condición de eterno pordiosero,
aquí me tienes, Dios. Soy Blas de Otero,
que algunos llaman el mendigo ingrato.
Grima me da vivir, pasar el rato,
tanto valdría hacerme prisionero
de un sueño. Sí es que vivo porque muero,
¿a qué viene ser hombre o garabato?
Escucha cómo estoy, Dios de las ruinas.
Hecho un cristo, gritando en el vacío,
arrancando, con rabia, las espinas.
¡Piedad para este hombre abierto al frío!
¡Retira, oh Tú, tus manos asesinas-
no sé quién eres tú, siendo Dios Mío!

De Blas de Otero

1 comentario:

Eugenee dijo...

Es como si en aquellas palabras quisieras liberarte de una vida que no escogiste.
Siento de aquellas palabras algo de tristeza.
Tal ves algo de nostalgia por algo que deseas pero aun no llega.
Querer desahogarte en este momento debe ser lo mejor para ti.
Eres un hombre con alma de niño, un niño que solo quiere saber mas y mas de si mismo y de lo que te rodea.
Existen muchos destinos para ti.
Escoge uno, quiza esta mas serca de ti. Solo atrevete a desear tu propia felicidad.