martes, 11 de diciembre de 2007

domingo, 9 de diciembre de 2007

En Mi Oficio o Arte Sombrío...

En mi oficio o mi arte sombrío
ejercido en la noche silenciosa
cuando sólo la luna se enfurece
y los amantes yacen en el lecho
con todas sus tristezas en los brazos,
junto a la luz que canta yo trabajo
no por ambición ni por el pan
ni por ostentación ni por el tráfico de encantos
en escenarios de marfil,
sino por ese mínimo salario
de sus más escondidos corazones.

No para el hombre altivo
que se aparta de la luna colérica
escribo yo estas páginas de efímeras espumas,
ni para los muertos encumbrados
entre sus salmos y ruiseñores,
sino para los amantes, para sus brazos
que rodean las penas de los siglos,
que no pagan con salarios ni elogios
y no hacen caso alguno de mi oficio o mi arte.

De Dylan Thomas.

La Forma Del Mundo.

Si tiene el mundo la forma del lenguaje
y el lenguaje la forma de la mente,
la mente son sus plenos y vacíos
no es nada o casi y no puede salvarnos.

Así habló Papirio. Ya era noche
y llovía. Pongámonos a salvo,
dijo, y avivó el paso no advirtiendo
que era suyo el lenguaje del delirio.

De Eugenio Montale.

La Poesía Destruye al Hombre

La poesía destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre¡
y las mujeres devoran cráneos con tanta hambre
de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruído por la poesía.

De Leopoldo Maria Panero.

domingo, 2 de diciembre de 2007

LA FLOR DE MI COLERA

La flor de mi cólera crece salvaje
Y cada espiga
Perfora el cielo
De modo que la sangre gotea de mi sol
Aumentando la flor de mi amargura
De esta hierba Se lavan mis pies
Mi pan
Oh caballero
Flor inútil
En la rueda de la noche se estrangula
La flor de mi caballero del trigo
La flor de mi alma
Mi dios me desprecia
Estoy enfermo de esta flor
Que crece roja en mi cerebro
Sobre mi dolor.

de Thomas Bernhard.

LA CUÁDRUPLE FORMA DE LA NADA

Yo he sabido ver el misterio del verso
que es el misterio de lo que a sí mismo nombra
el anzuelo hecho de la nada
prometido al pez del tiempo
cuya boca sin dientes muestra el origen del poema
en la nada que flota antes de la palabra
y que es distinta a la nada que el poema canta
y también a esa nada en que expira el poema:
tres son pues las formas de la nada
parecidas a cerdos bailando en torno del poema
junto a la casa que el viento ha derrumbado
y ay del que dijo una es la nada
frente a la casa que el viento ha derrumbado:
porque los lobos persiguen el amanecer de las formas
ese amanecer que recuerda a la nada;
triple es la nada y triple es el poema
imaginación escrita y lectura
y páginas que caen alabando a la nada
la nada que no es vacío sino amplitud de palabras
peces shakespearianos que boquean en la playa
esperando allí entre las ruinas del mundo
al señor con yelmo y con espada
al señor sin fruto de la nada.
Testigo es su cadáver aquí donde boquea el poema
de que nada se ha escrito ni se escribió nunca
y ésta es la cuádruple forma de la nada.


De Leopoldo María Panero.

jueves, 8 de noviembre de 2007

A UN POETA FUTURO

No conozco a los hombres. Años llevo
De buscarles y huirles sin remedio.
¿No les comprendo? ¿O acaso les comprendo
Demasiado? Antes que en estas formas
Evidentes, de brusca carne y hueso,
úbitamente rotas por un resorte débil
Si alguien apasionado les allega,
Muertos en la leyenda les comprendo
Mejor. Y regreso de ellos a los vivos,
Fortalecido amigo solitario,
Como quien va del manantial latente
Al río que sin pulso desemboca.

No comprendo a los ríos. Con prisa errante pasan
Desde la fuente al mar, en ocio atareado.
Llenos de su importancia, bien fabril o agrícola;
La fuente, que es promesa, el mar sólo la cumple,
El multiforme mar, incierto y sempiterno.
Como en fuente lejana, en el futuro
Duermen las formas posibles de la vida
En un sueño sin sueños, nulas e inconscientes,
Prontas a reflejar la idea de los dioses.
Y entre los seres que serán un día
Sueñas tu sueño, mi imposible amigo.

No comprendo a los hombres. Mas algo en mí responde
Que te comprendería, lo mismo que comprendo
Los animales, las hojas y las piedras,
Compañeros de siempre silenciosos y fieles.
Todo es cuestión de tiempo en esta vida,
Un tiempo cuyo ritmo no se acuerda,
Por largo y vasto, al otro pobre ritmo
De nuestro tiempo humano corto y débil.
Si el tiempo de los hombres y el tiempo de los dioses
Fuera uno, esta nota que en mí inaugura el ritmo,
Unida con la tuya se acordaría en cadencia,
No callando sin eco entre el mudo auditorio.

Mas no me cuido de ser desconocido
En medio de estos cuerpos casi contemporáneos,
Vivos de modo diferente al de mi cuerpo
De tierra loca que pugna por ser ala
Y alcanzar aquel muro del espacio
Separando mis años de los tuyos futuros.
Sólo quiero mi brazo sobre otro brazo amigo,
Que otros ojos compartan lo que miran los míos.
Aunque tú no sabrás con cuánto amor hoy busco
Por ese abismo blanco del tiempo venidero
La sombra de tu alma, para aprender de ella
A ordenar mi pasión según nueva medida.

Ahora, cuando me catalogan ya los hombres
Bajo sus clasificaciones y sus fechas,
Disgusto a unos por frío y a los otros por raro,
Y en mi temblor humano hallan reminiscencias
Muertas. Nunca han de comprender que si mi lengua
El mundo cantó un día, fue amor quien la inspiraba.
Yo no podré decirte cuánto llevo luchando
Para que mi palabra no se muera
Silenciosa conmigo, y vaya como un eco
A ti, como tormenta que ha pasado
Y un son vago recuerda por el aire tranquilo.

Tú no conocerás cómo domo mi miedo
Para hacer de mi voz mi valentía,
Dando al olvido inútiles desastres
Que pululan en torno y pisotean
Nuestra vida con estúpido gozo,
La vida que serás y que yo casi he sido.
Porque presiento en este alejamiento humano
Cuan míos habrán de ser los hombres venideros,
Cómo esta soledad será poblada un día.
Aunque sin mí, de camaradas puros a tu imagen.
Si renuncio a la vida es para hallarla luego
Conforme a mi deseo, en tu memoria.

Cuando en hora tardía, aún leyendo
Bajo la lámpara luego me interrumpo
Para escuchar la lluvia, pesada tal borracho
Que orina en la tiniebla helada de la calle,
Algo débil en mí susurra entonces:
Los elementos libres que aprisiona mi cuerpo
¿Fueron sobre la tierra convocados
Por esto sólo? ¿Hay más? Y si lo hay ¿adonde
Hallarlo? No conozco otro mundo si no es éste,
Y sin ti es triste a veces. Ámame con nostalgia,
Como a una sombra, como yo he amado
La verdad del poeta bajo nombres ya idos.

Cuando en días venideros, libre el hombre
Del mundo primitivo a que hemos vuelto
De tiniebla y de horror, lleve el destino
Tu mano hacia el volumen donde yazcan
Olvidados mis versos, y lo abras,
Yo sé que sentirás mi voz llegarte,
No de la letra vieja, mas del fondo
Vivo en tu entraña, con un afán sin nombre
Que tú dominarás. Escúchame y comprende.
En sus limbos mi alma quizá recuerde algo,
Y entonces en ti mismo mis sueños y deseos
Tendrán razón al fin, y habré vivido

de Luis Cernuda.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Sé paciente.

Sé paciente, pues el lobo esta siempre contigo.
Escucha, tonto, el sonido de tu deseo;
¡No te equivoques! No es el mar.
El lobo es locura pero la luna es luz.
Dios terminará por salir de tanta ignorancia,
Y no como de una caja de sorpresas sino en forma de árbol.
Que el delirio vuelve en padre lloroso.
Los desastres de la noche todos tienen su función trágica,
Media cara de Dios busca la otra mitad de su cara.
Y el encontrará tu genio en la oscuridad
Y lo devolverá sin fiador.

Sé paciente, pues el lobo perpetuamente está contigo,
Feo y malvado y sin embargo divino.
Olvida el sonido del mar
El mar insolente frunciendo sus labios todo el día,
Estridente como fábricas de romper vidrio.
Olvida el liso mar invendimiable
Pues los que beben sus profundidades son los ahogados.
La negra nieve está apilada bajo el reloj
Donde citas rotas encuentran a corazones rotos a tiempo.
Este es un mundo de inútiles misterios.
Sé paciente, pues hay mucho mucho mucho que es paciente.

Sé paciente, pues el lobo es paciente,
Y su menuda sombra se ha detenido aquí.
Los prados esperan a los arcoiris para decir “Dios”.
Las sombras te esperan para decir la palabra,
Dos almohadas miran al amor salvar al mundo.
A la luz de la luna un carguero da vueltas a un ancla sucio.
La cédula espera: el barco bloqueado por el hielo en el fiordo.
El ángel espera: su corazón una mano doliente
Que te arranca de nosotros hacia el país de la tarde.
No hay buitres en él sino cosas que se hacen,
Ni tampoco lobo ni miedo al diluvio.

Sé paciente porque el lobo es paciente.
El petirrojo espera compensación de la noche,
La golondrina anhela que el otoño diga “ahora”,
Y Eco un Héroe que no responda “no”.
Sólo la campana que sigue no espera
Galopando con rostro de madre a través de los campos
Para limarte hasta el hueso con el replicar brutal.
Al comienzo del infierno, en medio
Del bosque, titubea la imagen entre madre y mar,
No prestes atención ni a la campana ni al viejo mar,
Sino que al bondadoso lobo querido presta lealtad.

Sé paciente, a causa del lobo, sé paciente:
Los ruidos y pesares de la noche todos tienen su función.
Encontrarás la cueva con calor de sangre y descansarás al fin;
Las sombras te esperan para decir la palabra.
Ahora escucha tu astuto paso blando.
Sé paciente, a causa del lobo sé paciente-
Su paso es el tuyo ahora, eres libre, no teniendo nada.

De Malcolm Lowry.

domingo, 21 de octubre de 2007

sábado, 20 de octubre de 2007

Desenlace.

Yo vivo solo
al borde del agua. Sin esposa ni hijos.
He girado en torno a muchas posibilidades
para llegar a lo siguiente.

Una pequeña casa a la orilla de un agua siempre gris,
con las ventanas siempre abiertas
hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.

Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad

de cargar con algo. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora ya no le pido nada a

La poesía sino buenos sentimientos,
ni misericordia, ni fama, ni curación. Mujer silenciosa,
podemos sentarnos a mirar las aguas grises,

y en una vida inundada
por la mediocridad y la basura
vivir al modo de las rocas.

Voy a olvidar la sensibilidad,
olvidaré mi talento. Eso será más grande
y más difícil que lo que pasa por ser la vida.

De Derek Walcott.

El Jardín de Proserpina

Aquí, donde el mundo se acalla;
aquí, donde todas las aflicciones
se agolpan como olas exhaustas,
o como un tumulto de muertas corrientes
en un dudoso sueño de sueños.
Veo crecer las verdes campiñas
entre sembradores y labradores,
en tiempos de cosecha y en tiempos de ciega;
un dormido mundo de arroyos.

Cansado estoy de la alegría y la tristeza,
de los hombres que ríen y lloran,
y el destino que aguarda a sus cosechas.
Los días y las horas me fastidian,
marchitos capullos de flores estériles,
y también los anhelos, poderes y deseos;
dormir, solo quiero dormir.

Aquí la vida es vecina de la muerte;
lejos de la vista y el oído, en otras regiones,
resuena el sollozo de las olas y de los vientos
empujando al espíritu en frágiles embarcaciones.
A la deriva, sin rumbo fijo.
Mas aquí, del otro lado del mundo,
donde nada florece,
esos vientos no soplan.

Aquí no brotan hierbas ni malezas;
no hay brezos ni vid;
entre débiles juncos donde las hojas no crecen,
sólo mustios capullos de amapola,
verdes racimos de Proserpina,
para que ella exprima su vino mortal
y lo entregue a los muertos.

Pálidos, innumerables, sin nombre,
inclinándose en sombríos campos de mieses
durante toda la noche,
esos muertos, como almas tardías,
no acunadas en cielo o infierno alguno,
abatidas por la neblina y la tiniebla,
buscan el brillo de una luz
que los aleje para siempre de las sombras.

Mas por fuerte que sea nuestra vida,
también algún día habremos de morir.
Y no seremos ángeles, si ascendemos al cielo,
ni sufriremos dolores, si caemos al infierno.
Pero la belleza que hay en nosotros
habrá de nublarse hasta perecer
y nuestro amor, ya en reposo, tocará su fin.

Allí está ella, detrás de atrios y pórticos,
coronada de yermas hojas,
recogiendo toda cosa mortal
que llegue hasta sus frías e inmortales manos.
Allí está ella, temida por el amor
a quien supera en dulzura,
acercando sus labios
a tantos hombres de tierras y tiempos diversos.

A la espera de todos nosotros,
nacidos para morir,
ella nos hace olvidar esta tierra, nuestra madre,
y la vida de los frutos y las mieses.
La primavera, las semillas y las golondrinas
emprenden vuelo y la siguen,
allí donde el canto del verano se ahueca
y la vida se aleja.

Allá van los amores marchitos,
los viejos amores con sus alas cansadas,
y los años perdidos y las cosas deshechas.
Moribundos sueños de inhóspitos días,
ciegos capuchos arrancados por la nieve,
hojas salvajes arrastradas por el viento,
sangrientos extravíos de arruinadas primaveras.

Ni las tristezas ni las alegrías son seguras;
el presente ha de morir en el mañana
y nada hay que pueda doblegar el señorío del tiempo.
El corazón, decaído y displicente, suspira acongojado;
sus ojos abatidos y olvidadizos
gimen la brevedad del amor.

Por grande que sea nuestro apego a la vida,
buscamos liberarnos de esperanzas y temores;
por eso agradecemos a los dioses,
no importa quiénes sean,
que la vida no dure para siempre,
que nada perturbe el dormir de los muertos,
que hasta el rió menos generoso
haya siempre de retornar al mar.

Porque entonces no habrá estrellas ni soles
ni cambios de luz que puedan despertarnos;
no habrá agua que se agiten tumultuosamente
ni sonidos ni visiones;
tampoco habrá días, estaciones, o seres luminosos;
sólo un eterno sueño
en una eterna noche.

De Charles Swinburne.
Traducción de Armando Roa Vial.

domingo, 7 de octubre de 2007

Este es el confín.

Ya ves que este es el confín,

Ya ves que aquí acaba este mundo,

Que la ruta ha terminado en este sitio

Bajo el abismo de un cielo

De sangre vertiginosa,

Ya ves no queda otra esperanza,

Cuando en este ultimo horizonte

Naufraguemos mar adentro.

viernes, 5 de octubre de 2007

1'04"

H: En la soledad, en el silencio, en la luz, el hombre se carga
de energía mental, que luego disipa en sus relaciones con
el prójimo. Indiferente, perfecto y redondo, el mundo ha
conservado el recuerdo de su origen común. Fragmentos de
mundo aparecen, desaparecen, aparecen denuevo.

M: Más allá del blanco está la muerte
y la separación de los cuerpos;
entre las partículas en carne viva
acabo mi trayectoria emocional.

H: La vida es perfecta, la vida es redonda;
es una nueva historia del mundo.

M: En el universo subatómico
ya no hay topologías
y el espíritu encuentra una morada
en el fondo de una fisura cuántica,
el universo se hace un ovillo
en un universo patético,
en la ruptura de la simetría,
en el esplendor de lo idéntico.

H: Todo aparece y brilla con una luz insoportable, nos hemos
convertido en seres semejantes a dioses.

M: En el universo subatómico
ya no hay topologías
y el espíritu encuentra una morada
en el fondo de una fisura cuántica,
el universo se hace un ovillo
en un universo patético,
en la ruptura de la simetría,
en el esplendor de lo idéntico.

H: Todo aparece y brilla con una luz insoportable, nos hemos
convertido en seres semejantes a dioses.

de Michel Houellebecq.

La Muerte del Príncipe.

¿Por qué no será todo una verdad enteramente diferente, sin dioses, ni hombres, ni razones? ¿Por qué no ha de ser todo algo que ni siquiera podemos concebir que no concebimos: un misterio totalmente de otro mundo? ¿Por qué no hemos de ser nosotros —hombres, dioses y mundo— sueños que alguien sueña, pensamientos que alguien piensa, puestos siempre fuera de lo que existe? ¿Y por qué no ha de ser ese alguien que sueña o piensa alguien que no sueña ni piensa, súbdito él mismo del abismo y de la ficción? ¿Por qué no ha de ser todo otra cosa, y ninguna cosa, y lo que no es la única cosa que existe? ¿En qué parte estoy que veo esto como algo que puede ser? ¿Por qué puente paso, que por debajo de mí, que estoy tan alto, están las luces de todas las ciudades del mundo y del otro mundo, y las nubes de las verdades deshechas que flotan encima y todas ellas buscan, como si buscasen lo que puede abarcarse?
Tengo miedo sin sueño, y estoy viendo sin saber lo que veo. Hay grandes planicies todo alrededor, y ríos a lo lejos, y montañas... Pero al mismo tiempo no hay nada de esto, y estoy con el principio de los dioses y con un gran horror de partir o de quedarme, y de dónde estar y de qué ser. Y también este cuarto donde te oigo mirarme es algo que conozco y que parece que veo; y todas estas cosas están juntas, y están separadas, y ninguna de ellas es lo que es otra cosa que estoy viendo si veo.
¿Para qué me han dado un reino que tener si no he de tener mejor reino que esta hora en que estoy entre lo que no he sido y lo que no seré?

Estética del Artificio

La vida perjudica a la expresión de la vida. Si yo viviese un gran amor, nunca lo podría contar.
Yo mismo no sé si este yo, que os expongo, en estas sinuosas páginas, realmente existe o tan solo es un concepto estético y falso que he formado de mí mismo. Me vivo estéticamente en otro. He esculpido mi vida como una estatua de materia ajena a mi ser. A veces no me reconozco, tan exterior a mí mismo me he puesto, y tan de un modo puramente artístico he empleado mi conciencia de mí mismo. ¿Quién soy por detrás de esta irrealidad? No lo sé. Debo de ser alguien. Y si no trato de vivir, de actuar, de sentir, es —creedme bien— para no perturbar las líneas artificiales de mi personalidad supuesta. Quiero ser tal cual he querido ser y no soy. Si cediese, me destruiría. Quiero ser una obra de arte, del alma por lo menos, ya que del cuerpo no puedo serlo. Por eso me he esculpido con tranquilidad y enajenación me he colocado en una estufa, lejos de los aires frescos y de as luces francas— donde mi artificialidad, flor absurda, florezca en retirada belleza.
Pienso a veces en lo bello que sería poder, [...] mis sueños, crearme una vida continua, que se sucede, dentro del transcurrir de días enteros, con invitados imaginarios, con gente creada, e ir viviendo, sufriendo, gozando esa vida falsa. Allí me sucederían desgracias; grandes alegrías caerían sobre mí. Y nada mío sería real. Pero tendría todo una lógica soberbia, seria, sería todo según un ritmo de voluptuosa falsedad, y sucedería todo en una ciudad hecha de mi alma, perdida hasta el andén de un tren tranquilo, muy lejos dentro de mí, muy lejos... Y todo claro, inevitable, como en la vida exterior, pero estética de Muerte del Sol.

de Fernando Pessoa.

Intervalo

Esta hora horrorosa que disminuya para posible o crezca para mortal.
Que la mañana nunca raye, y que yo y esta alcoba entera, y su atmósfera interior a la que pertenezco, todo se espiritualice en Noche, se absolutice en Tiniebla, y no quede de mí una sombra que manche de mi recuerdo lo que quiera que sea /que no muera/.

de Fernando Pessoa.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

La Luna En Escandinavia

Dios ayude a aquellos y a los otros que

Solo tienen el pensamientos en si.

Para quienes la simple realidad fue verdad

Y la clara velocidad de la vida no fue vida.

Y Dios ayude a aquellos que no sienten dolor

Y que por esto no viven mucho menos

Puesto que invirtieron saludablemente en

Nuestra provisión de alegría.


de malcolm Lowry

El hombre

De su torpeza esencial, de sus gestos vanos y gastados, de sus deseos equívocos y tenaces, de su «a ninguna parte», de su clausurado anhelo de comunicarse, de sus continuos y risibles viajes, de su levantar los hombros como un simio hambriento, de su risa convencional y temerosa, de su paupérrima letanía de pasiones, de sus saltos preparados y sin riesgo, de sus entrañas tibias y estériles, de toda esta pequeña armonía de entre‑casa, debe hacer el canto su motivo principal.
No temáis el esfuerzo. A través de los siglos hay quienes lo han logrado hermosamente. No importa perderse por ello, tornarse extraño, separarse del camino y sentarse a mirar pasar la tropa con un espeso alcohol en la mirada. No importa.

de Alvaro Mutis

Cuanto puedas

Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,
en esto esfuérzate al menos
cuanto puedas: no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones.
No la envilezcas llevándola,
trayéndola a menudo y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
hasta que llegue a ser pesada como una extraña.

de Constantino Kavafis

PAGINA VEINTE

Esperando todos los días para que venga el cierzo
para que venga el ciervo
azul como el poema, como el gamo
que corre fugitivo sobre el poema
y que sea la nada mi último poema
baba de los labios para que el hombre muera
azul sobre la página
" victorieusment fuit le suicide beau" Mallarmé lo dijo
oh belleza húmeda del suicidio
única rosa, única flor
rosa cúbica de la página
para que el hombre descubra
que no es un hombre.

por Leopoldo María Panero

domingo, 6 de mayo de 2007

Fundación del instante.

Un hombre y una mujer

Se encuentran en una calle llena,

Se miran a los ojos

Largamente,

Y se saben hermanos

De una eterna desolación.

Untuosas algarabías pulirán sus miserias.

Y luego el silencio

Caerá sobre sus vidas

Como un matadero abandonado.

Un hombre y una mujer, al fin,

Sufren y entienden el mismo cuerpo,

Y el tiempo vibra

Y derrumba los estadios.

de Jorge Garcia Usta

sábado, 5 de mayo de 2007

La novia del negro


Entonces sobre almohadas de oscura sangre
se recostaba el cuello de una mujer rubia.
El sol rabiaba en sus cabellos
y lamía los pálidos muslos
y se arrodillaba ante los pechos un poco más oscuros,
aún sin deformar por los pecados y los partos.
Un negro junto a ella: la coz de algún caballo
le había destrozado los ojos y la frente. Dos dedos
de su sucio pie izquierdo
se hincaban en la pequeña oreja blanca.
Pero ella yacía y dormía como una novia:
orlando la felicidad del primer amor
y en espera de numerosos viajes celestiales
de la sangre joven y cálida.
Hasta que alguien
le hundió el cuchillo en la nívea garganta
y un delantal púrpura de sangre muerta
le cubrió las caderas.

por Benn Gottfried

Muerte de un oaxaqueño

Tan inmensa es la desesperación de Dios
En la desierta llanura de cactus
Que allí Le oigo llorar

Para que me aventure a donde
El peón ha sido asesinado
Tan inmensa es la desesperación de Dios

En el sucio aire
Entre mediodía y la lluvia
Que allí Le oigo llorar

Y siento Su angustia buscando
Refugio en mi cerebro
Tan inmensa es la desesperación de Dios

Que sería capaz de guarecerse
En alguien tan pequeño y vano,
Que allí Le oigo llorar

¡Oh, más vasto que nuestro ser!
¡Que los desiertos de Nueva España!
Tan inmensa es la desesperación de Dios
Que allí Le oigo llorar...

de Malcolm Lowry

viernes, 4 de mayo de 2007

Tregua

Necesito pasear por la cera
en algun sitio
en una umbria tarde
encontrar una mesa
en la terraza de un cafe
sentarme
pedir una copa
y quiero sentarme alli
con esa copa
y quiero que
una mosca aterrice
en esa mesa. entonces
quiero ver
una mujer pasar caminando
en un vestido verde.
quiero ver pasar
un perro gordo
con pelo corto y marron y
ojos sonrientes. quiero morir
sentado alli.
quiero morir
derecho
mis ojos todavia
abiertos. quiero que un avion
pase volando en lo alto. quiero que pase
una mujer
en un vestido azul.
entonces quiero
que ese mismo perro
con pelo corto y marron y
ojos sonrientes
pase caminando
de nuevo. eso sera
suficiente
despues de todas las
otras cosas
y de todo lo
demas.


de Charles Bukowski

DESPEDIDA

No es por justificar este dolor
Pero para que demonios sirve esto.
La rabia la trago con mi sangre
El aliento me arde en las entrañas
Y las palabras se secan en mis labios
Buscando explicaciones.
No es por justificar tanto dolor
Pero dejen de azotarme la existencia
Por que derrotado como estoy
No valgo mas que una despedida.