miércoles, 26 de diciembre de 2012

Me he alejado tanto de mí mismo

Me he alejado tanto de mí mismo
que ya no sé decir nada
sobre mí
ni lo que siento
cuando me mojo bajo la lluvia
ni cuando me convierto
en una brizna de hierba seca
quemada por el sol
no sé encontrarme
a mí mismo
describir a este personaje
nombrarlo
asegurar
que                        existe.


Ryszard Kapuściński. De "Leyes naturales".  Versión de Abel A. Murcia Soriano.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Tanta Mansedumbre


Pues en la hora oscura, tal vez la más oscura, en pleno día, ocurrió esa cosa que no quiero siquiera intentar definir. En pleno día era noche, y esa cosa que no quiero todavía definir es una luz tranquila dentro de mí, y la llamaría alegría, alegría mansa. Estoy un poco desorientada como si me hubieran arrancado el corazón, y en lugar de él estuviera ahora la súbita ausencia, una ausencia casi palpable de lo que antes era un órgano bañado de oscuridad, de dolor. No estoy sintiendo nada. Pero es lo contrario del sopor. Es un modo más leve y más silencioso de existir.

Pero también estoy inquieta. Yo estaba organizada para consolarme de la angustia y del dolor. Pero cómo es que me arreglo con esa simple y tranquila alegría. Es que no estoy acostumbrada a no necesitar de mi propio consuelo. La palabra consuelo me llegó sin sentir, y no lo noté, y cuando fui a buscarla, ella se había transformado ya en carne y espíritu, ya no existía más como pensamiento.

Voy entonces a la ventana, está lloviendo mucho. Por hábito estoy buscando en la lluvia lo que en otro momento me serviría de consuelo. Pero no tengo dolor que consolar.

Ah, lo sé. Ahora estoy buscando en la lluvia una alegría tan grande que se torne aguda, y que me ponga en contacto con una agudeza que se parezca a la agudeza del dolor. Pero es una búsqueda inútil. Estoy frente a la ventana y sólo ocurre eso: veo con ojos benéficos la lluvia, y la lluvia me ve de acuerdo conmigo. Ambas estamos ocupadas en fluir. ¿Cuánto durará mi estado? Percibo que, con esta pregunta, estoy palpando mi pulso para sentir dónde está el latir dolorido de antes. Y veo que no está el latido de dolor.

Sólo eso: llueve y estoy mirando la lluvia. Qué simplicidad. Nunca creí que el mundo y yo llegáramos a este punto de acuerdo. La lluvia cae no porque me necesite, y yo la miro no porque necesite de ella. Pero nosotras estamos tan juntas como el agua de lluvia está ligada a la lluvia. Y no estoy agradeciendo nada. Si, después de nacer, no hubiera tomado involuntaria y forzadamente el camino que tomé, yo habría sido siempre lo que realmente estoy siendo: una campesina que está en un campo donde llueve. Sin siquiera dar las gracias a Dios o a la naturaleza. La lluvia tampoco da las gracias. No hay nada que agradecer por haberse transformado en otra. Soy una mujer, soy una persona, soy una atención, soy un cuerpo mirando por la ventana. Del mismo modo, la lluvia no está agradecida por no ser una piedra. Ella es la lluvia. Tal vez sea eso lo que se podría llamar estar vivo. No es más que esto, sólo esto: vivo. Y sólo vivo de una alegría mansa.

De Clarice Lispector. En SIlencio. Traducción de Cristina Peri Rossi.

martes, 18 de septiembre de 2012

Amor


Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.

De Antonio Gamoneda

sábado, 15 de septiembre de 2012

Cabalgata del Tiempo


Inútil. Habrá de ser inútil, nuevamente,
suspender de la noche, sobre densas corrientes de follaje,
la imagen demorada de un porvenir que alienta en la memoria;
penetrar en el ocio de los días que fueron dibujando con terror y paciencia
la misma alucinada realidad que hoy contemplo,
ya casi en la mirada;
repetir todavía con una voz que siento pesar entre mis manos:
-Alguna vez estuve, quizás regrese aún, a orillas de la paz,
como una flor que mira correr su bello tiempo junto al brazo de un río.

Todo ha de ser en vano.
Manadas de caballos ascenderán bravías las pendientes de su infierno natal
y escucharé su paso acompasado, su trote, su galope salvaje,
atravesando siglos y siglos de penumbra,
de sumisas distancias que irremediablemente los conducen aquí.

Tal vez sería dulce reconquistar ahora una música antigua,
profunda y persistente como el eco de un grito entre los sueños,
sumirse bajo el verde sopor de las llanuras
o morir con la lluvia, tristemente,
entre ramos llorosos que sombrearan viejísimas paredes.
Imposible. Sólo un fragor inmenso de ruinas sobre ruinas.
Es el desesperado retornar de los tiempos que no fueron cumplidos
ni en gloria de la vida ni en verdad de la muerte.
Es la amarga plegaria que levantan los ángeles rebeldes
llamando a cada sitio donde pueda morar su dios irrecobrable.
Es el tropel continuo de sus lucientes potros enlutados
que asoman a las puertas de la noche la llamarada enorme de sus greñas,
que apagan con mortajas de vapor y de polvo toda muda tiniebla,
agitando sus colas como lacios crespones entre la tempestad.
La sangre arrepentida, sus heroicas desdichas.

Y nada queda en ti, corazón asediado:
apenas si un color, si un brillo mortecino,
si el sagrado mensaje que dejara la tierra entre tus muros,
se pierden, a lo lejos,
bajo un mismo compás idéntico y glorioso como la eternidad.


 De Olga Orozco.

viernes, 3 de agosto de 2012

No el amor

Busco en la espesura de los días el contacto de aquello que completa lo extraviado, una señal que semejante al silencio indique el itinerario de la vida. Algo real, algo cierto -me digo- no la agonía de un tiempo de fantasmas, no el cuenco vacío de las palabras que levantan tempestades en el corazón de los hombres y enceguecen con la descripción de la idea de un mundo a la deriva. Algo real, algo cierto necesito, no el amor que agota en mi toda su miseria.

domingo, 22 de julio de 2012

El viajero de sí mismo

Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubierto con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.


Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.


Mi amor te muerde como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Wínétt, como una flor de extranjería.


Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.


Pablo de Rokha

martes, 19 de junio de 2012

Análisis Tardío

Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa; 
que todo aquello que toco ya lo he tocado; 
que soy prisionero de un interés indecente; 
que cada convalecencia es una recaída; 
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo; 
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible; 
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo; 
que no intento todavía reconocer quién soy; 
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre; 
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias; 
que no saldré nunca de aquí por más que sonría; 
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada; 
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola; 
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre y por lo tanto pura; 
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.


De Pier Paolo Passolini. Versión de Hugo Beccacece.

sábado, 14 de abril de 2012

No pueden destruirte

Lo que hay que decir

Por qué guardo silencio, demasiado tiempo,
sobre lo que es manifiesto y se utilizaba
en juegos de guerra a cuyo final, supervivientes,
solo acabamos como notas a pie de página.
Es el supuesto derecho a un ataque preventivo
el que podría exterminar al pueblo iraní,
subyugado y conducido al júbilo organizado
por un fanfarrón,
porque en su jurisdicción se sospecha
la fabricación de una bomba atómica.
Pero ¿por qué me prohíbo nombrar
a ese otro país en el que
desde hace años —aunque mantenido en secreto—
se dispone de un creciente potencial nuclear,
fuera de control, ya que
es inaccesible a toda inspección?
El silencio general sobre ese hecho,
al que se ha sometido mi propio silencio,
lo siento como gravosa mentira
y coacción que amenaza castigar
en cuanto no se respeta;
"antisemitismo" se llama la condena.
Ahora, sin embargo, porque mi país,
alcanzado y llamado a capítulo una y otra vez
por crímenes muy propios
sin parangón alguno,
de nuevo y de forma rutinaria, aunque
enseguida calificada de reparación,
va a entregar a Israel otro submarino cuya especialidad
es dirigir ojivas aniquiladoras
hacia donde no se ha probado
la existencia de una sola bomba,
aunque se quiera aportar como prueba el temor...
digo lo que hay que decir.
¿Por qué he callado hasta ahora?
Porque creía que mi origen,
marcado por un estigma imborrable,
me prohibía atribuir ese hecho, como evidente,
al país de Israel, al que estoy unido
y quiero seguir estándolo.
¿Por qué solo ahora lo digo,
envejecido y con mi última tinta:
Israel, potencia nuclear, pone en peligro
una paz mundial ya de por sí quebradiza?
Porque hay que decir
lo que mañana podría ser demasiado tarde,
y porque —suficientemente incriminados como alemanes—
podríamos ser cómplices de un crimen
que es previsible, por lo que nuestra parte de culpa
no podría extinguirse
con ninguna de las excusas habituales.
Lo admito: no sigo callando
porque estoy harto
de la hipocresía de Occidente; cabe esperar además
que muchos se liberen del silencio, exijan
al causante de ese peligro visible que renuncie
al uso de la fuerza e insistan también
en que los gobiernos de ambos países permitan
el control permanente y sin trabas
por una instancia internacional
del potencial nuclear israelí
y de las instalaciones nucleares iraníes.
Solo así podremos ayudar a todos, israelíes y palestinos,
más aún, a todos los seres humanos que en esa región
ocupada por la demencia
viven enemistados codo con codo,
odiándose mutuamente,
y en definitiva también ayudarnos.

De Günter Grass.

domingo, 25 de marzo de 2012

Los más raros

no es frecuente verlos
porque donde hay multitud
no están
ellos.

esos tipos raros no son
muchos,
pero de ellos
provienen
los pocos
cuadros buenos
las pocas
buenas sinfonías
los pocos
buenos libros
y otras obras.

y de los
mejores tipos
raros
quizá nada.

ellos son
sus propios
cuadros
sus propios
libros
su propia
música
su propia
obra.

a veces me parece
verlos;
por ejemplo
cierto
viejo
sentado en
cierto banco
de un cierta modo

o
un rostro fugaz
en un automóvil
que pasa
en dirección
contraria

o
un cierto movimiento
en las manos
del chico o la chica
del supermercado
mientras meten
la compra
en las bolsas.

a veces
es incluso alguien
con el que has
estado viviendo
algún
tiempo:
notas
una
mirada
de rápida iluminación
que nunca
le habías visto
antes.

a veces
sólo notarás
su
existencia
repentinamente
en un
vívido
recuerdo.
algunos meses
algunos años
después de que se hayan
ido.

recuerdo
a uno:
tenía unos
veinte años
iba borracho a
las 10 de la mañana
se miraba en un
espejo
resquebrajado
de Nueva Orleans

un rostro soñador
contra los
muros
del mundo.
¿qué
ha sido
de mí?

De Charles Bukowski.

martes, 28 de febrero de 2012

Sin palabras

CANTAR XLV

Con usura
ningún hombre habita en casa de buena piedra,
cada bloque labrado adecuadamente
para que el diseño pueda cubrir el rostro;
con usura
ningún hombre tiene un paraíso pintado en el muro de su iglesia,
Harpes et luz,
donde la virgen reciba la buena nueva
y desde su incisión proyecte su aureola;
con usura
ningún hombre ha visto a Gonzaga, sus herederos y concubinas,
ni hay pintura hecha para durar o vivir con ella
sino sólo para venderse, venderse con avidez;
con usura, pecado contra natura,
tu pan es siempre más añejo, como un trapo,
seco como papel,
sin trigo de la montaña o harina fuerte;
con usura el trazo crece burdo,
sin demarcación rigurosa,
y el hombre no encuentra sitio donde morar.
La piedra es sustraída al escultor,
el telar al tejedor.
CON USURA
no llega lana al mercado,
las ovejas no entregan ganancia alguna, con usura.
La usura es un tumor, la usura
afloja la aguja en la mano de la sirvienta
y detiene la agudeza del hilandero.
Pietro Lombardo fue ajeno a la usura;
también Piero della Francesca o Zuan Bellin;
no por usura fue pintada “La Calumnia”.
Angélico no ha llegado por la usura; tampoco Ambrogio Praedis
ni iglesia en cuya piedra se haya escrito: Adamo me fecit.
No por usura St. Trophime,
no por usura Saint Hilaire.
La usura trae herrumbre al cincel,
pudre al artesano y su oficio,
mengua el telar
y nadie aprende con ella a bordar oro en su estandarte;
el azur ha contraído cáncer por la usura; el carmesí queda sin costura
y no hay esmeralda digno de un Memling.
La usura mata al niño en el vientre,
impide el cortejo del amante,
consume de parálisis el lecho, yace entre los jóvenes novios.
CONTRA NATURAM
Eleusis se ha infestado de rameras;
los cadáveres son preparados para el banquete
por mandato de la usura.

Ezra Pound. Los Cantares. (traducción de Armando Roa)

viernes, 13 de enero de 2012

Prospecto

Soy un tranquilizante.
Funciono en casa,
Soy eficaz en la oficina,
me siento en los exámenes,
Comparezco ante los tribunales,
pego cuidadosamente las tazas rotas:
sólo tienes que tomarme,
disolverme bajo la lengua,
tragarme,
sólo tienes que beber un poco de agua.

Sé qué hacer con la desgracia,
cómo sobrellevar una mala noticia,
disminuir la injusticia,
iluminar la ausencia de Dios,
escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
A qué esperas,
confía en la piedad química.

Eres todavía una mujer joven,
deberías sentar la cabeza de algún modo.
¿Quién ha dicho
que la vida hay que vivirla arriesgadamente?

Entrégame tu abismo,
lo cubriré de sueño,
me estarás agradecida
por haber caído de pies.

Véndeme tu alma.
No habrá más comprador.

Ya no hay otro demonio.


De Wislawa Szymborska. Versión de Abel A. Murcia.

La habitación del suicida

Seguramente crees que la habitación estaba vacía.
Pues no. Había tres sillas bien firmes.
Una lámpara buena contra la oscuridad.
Un escritorio, en el escritorio una cartera, periódicos.
Un buda despreocupado. Un cristo pensativo.
Siete elefantes para la buena suerte y en el cajón una agenda.
¿Crees que no estaban en ella nuestras direcciones?

Seguramente crees que no había libros, cuadros ni discos.
Pues sí. Había una reanimante trompeta en unas manos negras.
Saskia con una flor cordial.
Alegría, divina chispa.
Odiseo sobre el estante durmiendo un sueño reparador
tras las fatigas del canto quinto.
Moralistas,apellidos estampados con sílabas doradas
sobre lomos bellamente curtidos.
Los políticos justo al lado se mantenían erguidos.

No parecía que de esta habitación no hubiera salida,
al menos por la puerta,
o que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.

Las gafas para ver a lo lejos estaban en el alféizar.
Zumbaba una mosca, o sea que aún vivía.

Seguramente crees que cuando menos la carta algo aclaraba.
Y si yo te dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.

de Wislawa Szymborska.

martes, 3 de enero de 2012

Así el viento.

Sopla el viento

Así es como sopla el viento:
como los pensamientos de un anciano,
que aún piensa con estusiasmo
y con desesperación.
El viento sopla así:
como una mujer sin ilusiones,
que aún siente en su interior cosas irracionales.
El viento sopla así:
como humanos que se acercan orgullosos
como humanos que se acercan enojados.
Así es como sopla el viento:
como un hombre profundamente oprimido,
indiferente a todo.

The wind shifts, de Wallace Stevens / Harmonium.