viernes, 16 de diciembre de 2011

Chandler Nicholas

Todas las mañanas bañándome y afeintándome y vistiendome
pero nadie en mi vida que pueda deleitarse con mi aspecto melindroso.
Todos los días caminando y respirando hondo
para beneficio de mi salud.
¿Pero de qué sirve la vitalidad?
Cada día mejorando mi mente
con meditación y lecturas
pero nadie con quien intercambiar sabidurías.
No es ágora, ni casa de cambio
de las ideas, Spoon River.
Buscando, pero nunca buscando;
maduro, sociable, útil y sin embargo inútil
encadenado aquí en Spoon River,
¡Mi hígado despreciado por los buitres,
y autodevorado!

De Edgar Lee Masters. Antologia de Spoon River.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Participo de la niebla luminosa

Ya no tengo alma

Ya no tengo alma. La di a la luz y al ruido,
Sólo siento un inmenso vacio donde tuve alma...
Soy sólo una cosa exterior apenas,
Consciente de que no es nada...
Pertenezco a la liviandad y a la crápula de la noche
Soy sólo de ellas, me encuentro disperso
Por cada grito ebrio, por cada
Tono de la luz en la gran barriga de las botellas,
Participo de la niebla luminosa
De la orgía y de la mentira del placer.
Y una fiebre y un vacío que hay en mí
Me confieso ya muerto... Me palpo
Alrededor del alma, los fragmentos de mi ser
Con el hábito inmortal de sondearme.

Canto IV del Tercer tema: Quiebra del placer y del amor. EL PRIMER FAUSTO. Fernando Pessoa.

sábado, 1 de octubre de 2011

Los lobos

Hay lobos esperando en el cuarto contiguo
con las cabezas bajas, tensos, olfateando
nada en la oscuridad; entre ellos y yo
una puerta blanca con retazos de luz del salón
donde se diría que nunca (tan sosegada es la casa)
ha caminado un hombre de la puerta de calle a la escalera.
Todo ha sido eternamente. Las bestias rasguñan el piso.
He cavilado sobre angeles y demonios
pero nunca un hombre ha estado en un cuarto
vecino a otro atestado de lobos, y por el honor del hombre
afirmo que yo nunca antes lo había experimentado.
Mientras buscaba la estrella vespertina en una fría ventana
y silbaba cuando Arthur derramaba su luz,
oí reñir a los lobos, y dije: Entonces esto es
el hombre; entonces -qué mejor conclusión hay-
el día no seguirá a la noche, y el corazón
del hombre tiene poca dignidad, pero menos paciencia
que un lobo, y un sentido más embotado
que no le permite oler su propia mortalidad. (Ésta y otras
meditaciones serán apropiadas para otros tiempos
despues que el silencio del perro aúlle su epitafio.)
Ahora recuerdo el valor, ve a la puerta,
ábrela y mira si enroscada en lka cama
o temblando junto a la pared, una bestia salvaje
quizá con cabello dorado, con ojos oscuros,
como una araña barbada en un piso bañado de sol
gruñe -y el hombre nunca puede estar solo.

De Allen Tate (versión de César Aira)

miércoles, 13 de julio de 2011

Un cielo voraz.

Un loco tocado de la maldición del cielo

Un loco tocado de la maldición del cielo

canta humillado en una esquina

sus canciones hablan de cielos y de cosas

que cuestan la vida al ojo humano

la vida se pudre a sus pies como una rosa

y ya cerca de la tumba, pasa junto a él

una princesa.

De Leopoldo María Panero

lunes, 11 de julio de 2011

Poema Raro

Conocí a un hombre sin corazón;
Los niños se lo habían arrancado, decían,
Y dado a un lobo hambriento
Que lo cogió y huyó.

Y huyeron los niños, su amo también,
Muy lejos huyó la bestia,
Y tras ella, original persecución,
El hombre sin corazón seguía titubeando.

Conocí a este hombre el otro día
Paseando un orgullo grotesco.
Su corazón restaurado, su semblante alegre,
El dócil lobo a su lado.

De Malcolm Lowry.

miércoles, 1 de junio de 2011

Desnudo femenino de pie con los brazos cruzados sobre el pecho
Egon Schiele

Lo fatal

Entre enfermedades y catástrofes
entre torres turbias y sangre entre los labios
así te veo así te encuentro
mi pequeña paloma desguarnecida
entre embarcaciones con los párpados entornados
entre nieve y relámpago
con tus brazos de muñeca y tus muslos de maleza
entre diputaciones y farmacias
irradiando besos de la frente
con tu pequeña voz envuelta en un pañuelo
con tu vientre de hostia transparente
entre esquinas y anuncios depresivos
entre obispos
con tus rodillas de amapola pálida
así te encuentro y te reconozco
entre todas las catástrofes y escuelas
asiéndome el borde del alma con tus dedos de humo
acompañando mis desastres incorruptibles
paloma desguarnecida
juventud cabalgando entre las ramas
entre embarcaciones y muelles desolados
última juventud del mundo
telegrama planchado por la aurora
por los siglos de los siglos
así te veo así te encuentro
y pierdo cada noche caída entre alambradas
irradiando aviones en el radar de tu corazón
campana azul del cielo
desolación del atardecer
así cedes el paso a las muchedumbres
única como una estrella entre cristales
entre enfermedades y catástrofes
así te encuentro en mitad de la muerte
vestida de violeta y pájaro entrevisto
con tu distraído pie
descendiendo las gradas de mis versos.

Blas de Otero


domingo, 6 de marzo de 2011

Esperando a los bárbaros

¿Qué esperamos agrupados en el foro?

Hoy llegan los bárbaros.

¿Por qué inactivo está el Senado
e inmóviles los senadores no legislan?

Porque hoy llegan los bárbaros.

¿Qué leyes votarán los senadores?

Cuando los bárbaros lleguen darán las leyes.

¿Por qué nuestro emperador dejó su lecho al alba,
y en la puerta mayor espera ahora sentado
en su alto trono, coronado y solemne?

Porque hoy llegan los bárbaros.
Nuestro emperador aguarda para recibir
a su jefe. Al que hará entrega
de un largo pergamino. En él
escritas hay muchas dignidades y títulos.

¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores visten
sus rojas togas, de finos brocados;
y lucen brazaletes de amatista,
y refulgentes anillos de esmeraldas espléndidas?
¿Por qué ostentan bastones maravillosamente cincelados
en oro y plata, signos de su poder?

Porque hoy llegan los bárbaros;
y todas esas cosas deslumbran a los bárbaros.

¿Por qué no acuden como siempre nuestros ilustres oradores
a brindarnos el chorro feliz de su elocuencia?

Porque hoy llegan los bárbaros
que odian la retórica y los largos discursos.

¿Por qué de pronto esa inquietud
y movimiento? (Cuánta gravedad en los rostros.)
¿Por qué vacía la multitud calles y plazas,
y sombría regresa a sus moradas?

Porque la noche cae y no llegan los bárbaros.
Y gente venida desde la frontera
afirma que ya no hay bárbaros.

¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?
Quizá ellos fueran una solución después de todo.

De Konstatinos Kavafis.

domingo, 30 de enero de 2011

Mortaja

Por dentro;
atrás el rostro.
¡El pasado aniquila!

¡Es en vano que encuentre una herradura
en el estanque turbio de mi imaginación!

El árbol ha cubierto de palomas
mi soledad; pero es en vano.

Desnudo
siempre estoy como una llanura.

Para buscar un cerro
miro las multitudes.

Estoy siempre desnudo y blanco;
Lázaro vestido de novio;
una mortaja viva
entre el ayer eterno
y el eterno mañana;
una mortaja viva
que llora en mi garganta.

De Jacobo Fijman.