sábado, 5 de mayo de 2007

Muerte de un oaxaqueño

Tan inmensa es la desesperación de Dios
En la desierta llanura de cactus
Que allí Le oigo llorar

Para que me aventure a donde
El peón ha sido asesinado
Tan inmensa es la desesperación de Dios

En el sucio aire
Entre mediodía y la lluvia
Que allí Le oigo llorar

Y siento Su angustia buscando
Refugio en mi cerebro
Tan inmensa es la desesperación de Dios

Que sería capaz de guarecerse
En alguien tan pequeño y vano,
Que allí Le oigo llorar

¡Oh, más vasto que nuestro ser!
¡Que los desiertos de Nueva España!
Tan inmensa es la desesperación de Dios
Que allí Le oigo llorar...

de Malcolm Lowry

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