No hay mayor tragedia que la igual intensidad, en la misma
alma o el mismo hombre, del sentimiento intelectual y del sentimiento moral.
Para que un hombre pueda ser distintivamente y absolutamente moral, tiene que
ser un poco estúpido. Para que un hombre pueda ser absolutamente intelectual,
tiene que ser un poco inmoral. No sé qué juego o ironía de las cosas condena al
hombre a la imposibilidad de esta dualidad en grande. Para mi mal, ella se da
en mí. Así, por tener dos virtudes, nunca pude hacer nada de mí. No fue el exceso
de una cualidad sino el exceso de dos, lo que me mató para la vida.
Barón de Teive.