Nada fuera de la ausencia
C A B A R E T Z E N
De este cielo que todos respiran, tengo hastío
sábado, 15 de abril de 2023
Un arte
El arte de perder no es difícil de aprender;
tantas cosas parecen estar llenas de ganas de perderse,que el perderlas simplemente no es una tragedia.
Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, las horas malgastadas.
El arte de perder no es difícil aprender.
Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares, y nombres, y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil de aprender.
Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.
Ni aun perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, las horas malgastadas.
El arte de perder no es difícil aprender.
Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares, y nombres, y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil de aprender.
Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.
Ni aun perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.
De Elizabeth Bishop
miércoles, 10 de mayo de 2017
TORTURA
Nada ha cambiado.
El cuerpo es doloroso,
tiene que comer y respirar, y dormir,
tiene una piel delgada y justo debajo de ella, sangre;
tiene una considerable cantidad de dientes y uñas,
sus huesos son frágiles, sus articulaciones moldeables.
En las torturas, se tiene en cuenta todo eso.
Nada ha cambiado.
El cuerpo tiembla como temblaba
antes y después de la fundación de Roma,
en el siglo veinte antes y después de Cristo;
las torturas son como eran, sólo la Tierra se ha hecho más pequeña,
y cualquier cosa que pasa sucede en la casa del vecino.
Nada ha cambiado.
Únicamente hay más gente,
junto a antiguas culpas aparecieron nuevas,
manipuladas, reales, momentáneas y no culpas,
pero el grito con el que el cuerpo responde por ellas
era, es y será un grito de inocencia,
según una escala y un registro eternos.
Nada ha cambiado.
O sólo los modales, las ceremonias, los bailes.
El movimiento de las manos protegiendo la cabeza
sigue, no obstante, siendo el mismo.
El cuerpo se retuerce, forcejea, convulsiona;
cae derribado, contrae las rodillas,
se amorata, se hincha, babea y sangra.
Nada ha cambiado.
Excepto el curso de los ríos,
la línea de los bosques, de las costas, de los desiertos y de los glaciares.
Entre estos paisajes el alma vaga,
desaparece, regresa, se acerca, se aleja,
extraña para sí misma, inasible,
una vez segura, otra insegura, de su existencia,
mientras que el cuerpo está y está y está
y no tiene dónde meterse.
Wislawa Szymborska. (Traducción: Abel A.Murcia)
El cuerpo es doloroso,
tiene que comer y respirar, y dormir,
tiene una piel delgada y justo debajo de ella, sangre;
tiene una considerable cantidad de dientes y uñas,
sus huesos son frágiles, sus articulaciones moldeables.
En las torturas, se tiene en cuenta todo eso.
Nada ha cambiado.
El cuerpo tiembla como temblaba
antes y después de la fundación de Roma,
en el siglo veinte antes y después de Cristo;
las torturas son como eran, sólo la Tierra se ha hecho más pequeña,
y cualquier cosa que pasa sucede en la casa del vecino.
Nada ha cambiado.
Únicamente hay más gente,
junto a antiguas culpas aparecieron nuevas,
manipuladas, reales, momentáneas y no culpas,
pero el grito con el que el cuerpo responde por ellas
era, es y será un grito de inocencia,
según una escala y un registro eternos.
Nada ha cambiado.
O sólo los modales, las ceremonias, los bailes.
El movimiento de las manos protegiendo la cabeza
sigue, no obstante, siendo el mismo.
El cuerpo se retuerce, forcejea, convulsiona;
cae derribado, contrae las rodillas,
se amorata, se hincha, babea y sangra.
Nada ha cambiado.
Excepto el curso de los ríos,
la línea de los bosques, de las costas, de los desiertos y de los glaciares.
Entre estos paisajes el alma vaga,
desaparece, regresa, se acerca, se aleja,
extraña para sí misma, inasible,
una vez segura, otra insegura, de su existencia,
mientras que el cuerpo está y está y está
y no tiene dónde meterse.
Wislawa Szymborska. (Traducción: Abel A.Murcia)
sábado, 18 de marzo de 2017
Morandi
Hablo de la quietud, el silencio
del bol de centro hecho de porcelana, el vaso, el jarrón.
Hablo del espacio, que tiene un solo lado,
sin respuesta y abandonado a la aridez.
Hablo de la pintura, de la forma, del vacío
del que son centinelas estos objetos, y desde el cual se alzan.
Hablo del pecado, gota roja, gota blanca,
su torcedura y su curva, que es azul.
Hablo de botellas y ruina,
de lo que mostramos a la oscuridad, y para qué.
De Charles Wright. Traducido por Adalber Salas Hernández.
domingo, 24 de agosto de 2014
58:318
el amor es un sitio
& a través de ese sitio del
amor se mueven
(con brillo de sosiego)
todos los sitios
el sí es un mundo
& en este mundo del
sí viven
(cuidadosamente ovillados)
todos los mundos
De E. E. Cummings. Traducción de Ulalume González de León
& a través de ese sitio del
amor se mueven
(con brillo de sosiego)
todos los sitios
el sí es un mundo
& en este mundo del
sí viven
(cuidadosamente ovillados)
todos los mundos
De E. E. Cummings. Traducción de Ulalume González de León
sábado, 27 de julio de 2013
No hay mayor tragedia
No hay mayor tragedia que la igual intensidad, en la misma
alma o el mismo hombre, del sentimiento intelectual y del sentimiento moral.
Para que un hombre pueda ser distintivamente y absolutamente moral, tiene que
ser un poco estúpido. Para que un hombre pueda ser absolutamente intelectual,
tiene que ser un poco inmoral. No sé qué juego o ironía de las cosas condena al
hombre a la imposibilidad de esta dualidad en grande. Para mi mal, ella se da
en mí. Así, por tener dos virtudes, nunca pude hacer nada de mí. No fue el exceso
de una cualidad sino el exceso de dos, lo que me mató para la vida.
Barón de Teive.
martes, 28 de mayo de 2013
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